miércoles, 28 de abril de 2010

La novela de los años 40: La noevla existencialista

El ambiente de desorientación cultural de comienzos de la posguerra era muy acusado en el campo de la novela. Se ha roto con la tradición inmediata: quedan prohibidas las novelas sociales de preguerra, así como las obras de los exiliados. Dadas las dramáticas circunstancias, no pueden servir de modelo la novela deshumanizada de Jarmés ni resultan imitables novelistas como Gabriel Miró, Ramón Pérez de Ayala o Ramón Gómez de la Serna. Sólo Baroja parece servir de ejemplo para ciertos narradores de este periodo. Junto a la influencia barojiana, se cultivaron otras líneas: la novela psicológica, la poética y simbólica… ya que es una época de búsqueda.
Algunos autores que habían publicado antes de la guerra civil y que gozaron del favor oficial hubieran podido servir de puente (Sánchez Mazas) pero sus aportaciones fueron escasas o no tuvieron eco. Otros, como Zunzunegui o Darío Fernández Flores alcanzarían cierta resonancia dentro del realismo tradicional. Dos fechas suelen señalarse como inicio de un nuevo arranque del género: 1492, La familia de Pascual Duarte de Cela y 1945 con Nada de Carmen Laforet.
El reflejo amargo de la vida cotidiana es una nota frecuente en la novela de posguerra. Su enfoque se hace desde lo existencia, de ahí que los grandes temas sean la soledad, la muerte, la inadaptación, la frustración… Es sintomática la abundancia de personajes marginales y desarraigados o desorientados y angustiados. Todo ello revela el malestar del momento, malestar que, en último término, es social y que se trasluce en las obras. La censura hace imposible cualquier intento de denuncia y limita los alcances del testimonio. Por eso, en un conjunto, aún no puede hablarse de novela social. Más que los testimonios de la España de la época, lo que resulta característico de los años 40 es la trasposición del malestar social a la esfera de lo personal.
Los autores que podríamos llamar “triunfalistas” son aquellos que se alinean junto al Régimen de la época. Así, García Serrano canta la victoria militar en La fiel infantería.Salvo excepciones domina la pobreza creadora y algunos autores surgidos entonces confirmarán su valía. Es el caso de Cela, Miguel Delibes, Laforet o Gonzalo Torrente Ballester.
Lo más destacado de esta época es la novela existencial, desarrollada en torno a dos temas principales, la incertidumbre de la existencia y la dificultad de comunicación entre los hombres. Los personajes tienen conductas violentas, viven angustiados…
Autores
Existencialismo. Lo más destacado de esta época es la novela existencial, desarrollada en torno a dos temas principales: la incertidumbre de la existencia y la dificultad de la comunicación entre los hombres. Los personajes tienen conductas violentas, viven angustiados…Camilo José Cela. Es uno de los nombres más importantes de la narrativa española contemporánea por desempeñar un papel decisivo en el resurgir de la novela de la posguerra, que se inició con La familia de Pascual Duarte (1942). Esta novela pesimista y trágica es el prototipo de la narrativa existencial. Relata en primera persona la vida de Pascual Duarte, un hombre condenado a muerte por una serie de crímenes. Su siguiente novela, Pabellón en reposo (1944), en gran parte autobiográfica, refleja la angustiosa espera de la muerte por un grupo de enfermos afectados de tuberculosis.
La colmena (1951) presenta una visión caleidoscópica de la sociedad española de la sociedad española de posguerra al estilo de lo que había hecho John Dos Passos sobre la ciudad de Nueva York en Manhattan Transfer. Más de trescientos personajes, representativos de todas las clases sociales, van y vienen, como abejas en su colmena, por las calles del Madrid hambriento y gris de la posguerra. No sigue la estructura tradicional de presentación, nudo y desenlace, sino un compartir las mismas casas, bares o calles. La técnica objetivista se alterna con el narrador omnisciente. Por su costumbrismo crítico y valor testimonial, esta novela anticipa la novela social.
Mrs. Caldwell habla con su hijo (1953) es el monólogo de una madre mentalmente desequilibrada que habla con su hijo muerto. Otras novelas de Cela son Mazurca para dos muertos (1983) y Madera de boj (1999). También es autor de carios libros de viajes entre los que destaca Viaje a la Alcarria (1948).
La prosa de Cela se distingue por la riqueza de su léxico y la singularidad de su estilo acerado, con tendencia a lo hiperbólico, de raigambre picaresca y esperpéntica.
Miguel Delibes. Cuenta con una amplia producción literaria. La sombra del ciprés es alargada (1947) es de temática existencial por el pesimismo con el que se trata a los personajes y situaciones. Poco después escribe El camino (1950), que cuenta con su inolvidable personaje Daniel el Mochuelo. El tono crítico de sus novelas se acentúa con Las ratas (1962), cuyos protagonistas, un padre y un hijo, sobreviven penosamente cazando ratas en un atrasado pueblo castellano.
Cinco horas con Mario (1966), estructurada en torno a un largo monólogo interior que brota de Carmen, su protagonista, a lo largo de las cinco horas que pasa velando el cadáver de su marido. La novela cuestiona los valores pequeño burgueses representados por la nueva clase media española, nacida al amparo del desarrollismo de los años sesenta. Otras muchas novelas acrecientan la fama del autor: Parábola del naufrago (1969), El disputado voto del señor Cayo (1978), Los santos inocentes (1981) novela de ambiente rural que denuncia la explotación de los campesinos por parte de los caciques del lugar y El hereje (1998), novela histórica que recrea la vida vallisoletana del siglo XVI.
Delibes se ha definido como el novelista de personajes. Son notas de su estilo la riqueza léxica y la recuperación de muchos términos del habla rural.
Carmen Laforet. Autora de Nada (1945), primer premio Nadal de la novela. Su argumento, con trasfondo autobiográfico, se centra en la vida de una joven que llega a Barcelona con ánimo de iniciar sus estudios universitarios y es acogida por unos familiares que provocan su decepción y desencanto.
Otros autores son: José María Gironella, autor de la trilogía sobre la Guerra Civil: Los cipreses creen en Dios (1953), Un millón de muertos (1961) y Ha estallado la paz (1966)
Gonzalo Torrente Ballester. Al margen de la literatura existencial, hace su aparición en la narrativa de los años cuarenta Gonzalo Torrente Ballester, cuya obra experimenta con el tiempo una gran evolución.
Su producción es amplia y se inicia con Javier Mariño (1943). Su trilogía Los gozos y las sombras (1959-1962) plasma caracteres psicológicos y conflictos sociales de la Galicia de inicios del siglo XX. La saga/fuga de J.B. (1972) se incluye dentro de la novela experimental. Se trata de una novel fantástica y a la vez intelectual, que recrea la historia de una imaginaria quinta capital gallega. Otras obras son Filomeno a mi pesar (1988) y Crónica del rey pasmado (1989)

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